Las bases de datos son uno de los activos de mayor valor para cualquier organización. A medida que las empresas dependen cada vez más de la información para tomar decisiones estratégicas, las bases de datos, que contienen esa información crítica, se convierten en un pilar fundamental del éxito organizacional. Pero, ¿cómo se gestiona este activo dentro de una empresa? Y, más importante aún, ¿cómo se registra y trata desde una perspectiva contable?
En su esencia, una base de datos es mucho más que una simple colección de datos almacenados. Es el corazón de la operativa de una empresa, almacenando información sobre clientes, productos, procesos y operaciones. Estos datos son imprescindibles para la toma de decisiones informadas, la mejora de la eficiencia y la innovación dentro de una organización. Sin embargo, para tratar adecuadamente a las bases de datos como activos, es importante considerarlas desde varios ángulos: financiero, operativo y de seguridad.
Desde una perspectiva contable, las bases de datos suelen clasificarse como activos intangibles. A diferencia de los activos físicos como edificios o equipos, las bases de datos representan un valor derivado de su capacidad para almacenar, procesar y organizar información crucial para la empresa. El valor contable de una base de datos no solo incluye los costos de adquisición, sino también los gastos relacionados con su desarrollo, implementación, mantenimiento y las actualizaciones que sean necesarias para mantener su operatividad.
Algunos elementos clave que se deben tener en cuenta al registrar una base de datos como activo incluyen:
Una base de datos no es solo un activo financiero, sino que también es un activo tecnológico crítico. Las empresas deben implementar una gestión de ciclo de vida para sus bases de datos, que incluya la planificación, el monitoreo, la seguridad, y las actualizaciones necesarias para garantizar que los datos sean precisos, seguros y accesibles en todo momento.
Este activo debe gestionarse dentro de una CMDB (Configuration Management Database), que rastrea todos los componentes de la infraestructura tecnológica de la empresa. Tener una CMDB en funcionamiento ayuda a las empresas a rastrear, actualizar y monitorear sus bases de datos junto con otros activos IT, lo que garantiza una gestión eficaz y una reducción de los riesgos asociados a la pérdida o mal manejo de la información.
Las bases de datos son un recurso invaluable para cualquier organización moderna, tanto desde el punto de vista contable como tecnológico. Reconocerlas y gestionarlas adecuadamente como un activo estratégico no solo mejora la eficiencia operativa, sino que también garantiza que la información crítica esté disponible para respaldar las decisiones empresariales clave. Mantener un control financiero y operativo sobre estos activos es crucial para el éxito a largo plazo de cualquier empresa.
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